ETÍLICA

Alguna vez escuche que para olvidar a una persona se necesitaba la mitad del tiempo que la conociste. En ese momento pensé, ¿de que se quiere olvidar uno? Pero no es sobre eso que quiero escribir este post. Algunos pensaran, “si no quiere escribir eso ¿para que lo escribe?” y tienen mucha razón. Pero yo tengo resaca, ja! El alcohol siempre le gana a la razón, aunque sea ilógico. Como que el papel le gane a la piedra... pero ya me voy de nuevo de tema.

Para mi el “olvido” llega de otra manera, hay pasos a seguir y su efectividad y duración varía según factores que incluyen desde trastornos mentales hasta la energía solar y por eso mismo no pienso enumerar.

Yo hice de todo, y nada también. Pensé en otra cosa, me ocupe de todo, hasta nombre y separe en carpetas todas las fotos que hay en mi computadora. Después me tire en la cama y lloré un día entero sin hacer más nada. Televisión y helado, compras compulsivas... en fin... un poco explica mi desaparición de los últimos días. Me faltaba solamente la recta final: la borrachera escandalosa. Y venía bien... 12 de la noche y ya había sólo media botella de vodka y rumbeabamos al bar más cercano.

Me desperté como a las 12. El dolor de cabeza no me dejaba abrir los ojos... pero los abrí. Solamente para descubrir en mi celular que mi mensaje de borracha, había obtenido respuesta.

Porque, como les decía, el alcohol siempre le gana a la razón.